
Pasión, constancia, trabajo. Así podríamos definir a nuestra diseñadora e ilustradora, Irene Moreno. Irene es una de las piedras angulares de Baética y una de las personas que más admiramos de nuestra profesión. ¡Y no es porque la miremos con buenos ojos!, que también, sino porque su trabajo habla por sí mismo. Ya lo decían: una imagen vale más que mil palabras.
Hoy, en el Día Mundial del Diseño Gráfico, hablamos de las cosas que la inspiran, el sector actual del diseño y la ilustración y cuáles son sus técnicas para trabajar en el ámbito de la comunicación y la identidad visual. ¡Os va a gustar!
Pues creo que de una forma bastante natural porque desde pequeña me han interesado todas las expresiones artísticas, la pintura, el cine, la moda… de hecho la paga de cuando era niña la utilizaba para comprarme revistas de moda para ver cómo se componía ese puzzle maravilloso de bloques de texto, fotografías, ilustraciones, espacios en blanco… Me decidí por estudiar Bellas Artes y acabar en la rama de diseño gráfico (así era en los años en los que estudié, creo que ahora esa posibilidad está más mezclada).
Es un poco difícil dar unos pocos nombres, porque hoy en día hay diseñadores fabulosos de los que me encanta el trabajo que realizan, Stefan Seigmeister y Jessica Walsh, Jon Hicks, Lotta Nieminen… y también, cómo no, beber de las fuentes: Saul Bass, Olle Eksell, Miroslaw Sasek, Saul Steinberg…
Pues siempre me ha interesado el concepto de encargo. Me motiva tener que ceñirme a unas necesidades concretas, para mi esa es la frontera.
Pues esa es una cuestión interesante. Hay maravillosos ejemplos de diseñadores/artistas en los que sus trabajos son tan personales que el propio encargo supone mostrar esa personalidad, pero en mi caso prefiero que esa huella sea más sutil, por supuesto que tengo un estilo de hacer las cosas pero para mi es muy importante que no solape al encargo.
Bueno no me gusta demasiado dar consejos porque cada persona es diferente, pero una de las cosas más importantes que me parecen es que hay que funcionar a nivel esponja, empaparse de todo lo que nos rodea, y lo que nos rodeó, escarbar en los clásicos, ir a las fuentes, y a las fuentes de las fuentes… Y la segunda, trabajo, trabajo, y trabajo.
Pues creo que se aprender más de los errores que de los éxitos. Equivocarse es bueno porque probablemente esa equivocación te lleva por otro camino en el que encuentras muchas cosas positivas. Si tuviera que volver atrás sí me hubiera gustado vivir y trabajar fuera de mi entorno, creo que hubiera sido positivo.
Estoy trabajando en una serie de ilustraciones que van a ser muy chulas. Todavía está un poquito verde el proyecto, así que no puedo decir más 😉
Si quieres conocer los trabajos de Irene, puedes visitar nuestro portfolio de branding… ¡Vas a alucinar!