
A la hora de acometer un proyecto de diseño, debemos afrontar la necesidad de encontrar soluciones creativas para ayudarnos. Para ello, existen algunas técnicas que nos pueden resultar de mucha utilidad. ¡Hoy queremos contarte sobre la “tormenta de ideas” o brainstorming y como trabajarla con tu equipo o grupo de colaboradores! 🙂
El Brainstorming o lluvia de ideas es una técnica que estimula el pensamiento creativo y que se utiliza para incentivar la producción de ideas por parte de un grupo de personas que se reúnen con ese propósito.
Está técnica de creatividad fue desarrollada por el teórico de la publicidad y vicepresidente de la agencia BBDO, Alex Faickney Osborn. La utilizó con éxito en importantes campañas que fueron el germen de la publicidad que hoy en día conocemos.
El objetivo de esta actividad será analizar un problema y tratar de ofrecer soluciones que pueden ser más o menos originales o viables, pero esto se verá más adelante, en un proceso de validación de cada una de las propuestas. Es decir, se trata de una actividad destinada a generar ideas y otra destinada a la evaluación de estas e identificar su posible viabilidad.
Las bases que tenemos que tener siempre presentes en un Brainstorming son:
Para que la sesión de tormenta de ideas sea efectiva y cumpla su objetivo, deberemos realizar una tarea de coordinación y dinamización. ¿Cómo lo llevamos a cabo? Esto se debe preparar teniendo en cuenta lo siguiente:
Hay que explicar el problema y los objetivos que se pretenden conseguir. Esto resulta ser fundamental como punto de partida. Igualmente conviene explicar la dinámica que vamos a seguir y establecer la duración de la sesión, en esta actividad, apoyarnos en un moodboard nos puede resultar de mucha utilidad. También conviene asegurarse que el planteamiento de la actividad ha sido entendido por los integrantes del grupo, abrir un turno de dudas o preguntas nos puede ayudar.
El objetivo es generar ideas, cuantas más, mejor. Deberemos establecer un alcance en el número de ideas, esto dependerá de la complejidad, la experiencia del trabajo con el equipo, y el tiempo del que dispongamos, fijar 20 o 30 ideas para un grupo de 5 personas podría ser un objetivo asumible.
Una vez recogidas todas las ideas, nos debemos asegurar que son entendidas por todos los miembros del grupo, se podrán abrir turnos para la exposición, aclaraciones, preguntas o comentarios. Las aportaciones deberán ir dirigidas a la reelaboración, a la síntesis o a la combinación de las ideas.
El objetivo de esta actividad será reducir el número de ideas hasta un número manejable que nos permita trabajar con ellas. Las ideas serán votadas y se descartarán las que obtengan el menor apoyo por el grupo. Esto se puede hacer al final de sesión, pero tampoco es mala idea dejarlo para el día siguiente.
Una vez que tenemos las ideas, es hora de trabajar con ellas, en este punto la planificación y la organización de las tareas son cuestiones clave, se tratará comenzar a decidir acerca del estilo, la tecnología y los recursos necesarios para la realización del proyecto. Es en este momento donde la creatividad gráfica debe hacer su trabajo y materializar las ideas.
Con un Brainstorming no rechazas ninguna de las ideas que posiblemente en otros entornos serían rápidamente desestimadas, lo cuál nos puede hacer ver que un mismo problema puede tener soluciones muy diferentes y que la mejor solución no tiene por qué ser la más evidente.
También nos ayuda a que una idea lleve a otra y estimule así a los diferentes miembros del equipo a generar nuevas y mejores ideas, consiguiendo estimular la creatividad a través de la libertad del pensamiento y la ruptura de estereotipos.
Sin más dilación, espero que este artículo te haya resultado de utilidad 🙂
¡Que lluevan las ideas!