
Lo primero que tenemos que pensar a la hora de diseñar un curso eLearning es: ¿Para qué lo queremos? Crear un buen curso online, aunque sea “rapid learning” (o “aprendizaje de rápida factura”) puede resultar más largo y aún algo más caro que organizar el curso de forma presencial. Entonces…
Cuestiónate cuántas veces tienes que impartir ese curso a lo largo del año. Un curso online es reutilizable (no se “gasta” al usarlo y puedes crear tantos grupos de alumnos como quieras para el mismo contenido, de forma simultánea o sucesiva, según te convenga).
¿Tus alumnos están todos en la misma ubicación? Si la respuesta es no, la formación presencial te obligará al traslado, bien de los alumnos, bien de los profesores, para impartir la clase. Con la formación online, podrás alcanzar a todos los alumnos a la vez, estén donde estén, a través de cualquier tipo de dispositivo conectado a internet.
Es decir, si tienes varios grupos de alumnos dispersos geográficamente a los que formar a lo largo de los años en una materia teórica, entonces te compensará crear un curso online.
¿La formación requiere el uso de maquinaria o herramientas de forma práctica? Si la respuesta es sí, a día de hoy sigue saliendo más rentable la formación presencial. Esto no implica que no existan vías de crear un curso online que permitan realizar prácticas a los alumnos.
Hace unos quince años comenzaron los simuladores (de vuelo, de conducción de maquinaria peligrosa, etc.) y hoy en día la realidad virtual permite generar entornos inmersivos completos (como si estuvieras allí) para la realización de prácticas. ¿Cuál es la pega entonces? Aún es carísimo y pocos bolsillos se lo pueden permitir.
La primera tentación a la hora de pasar un contenido presencial a online es “subirlo” a la plataforma y ya está. Sistemas de gestión de la formación (o LMS en sus siglas en inglés) como Moodle permiten visualizar pdfs y ppts dentro del curso y es de lo más sencillo.
Pero, ¿cuál es el problema?
Los programadores suelen buscar el camino más sencillo en su campo (la programación del curso), dando prioridad a que, técnicamente, todo funcione bien. Si al pulsar en todos los botones del curso nada “peta”, y el curso devuelve bien el SCORM a la plataforma, el técnico se dará por satisfecho.
Visto así, parece correcto, pero:
Es como si dejaras al de la imprenta que escribiera los libros, porque es el que sabe cómo encajan bien las páginas al coserlas y encolarlas.
Entonces, ¿cuál es el remedio para esto? El guión instruccional.
Hacer un curso sin guión instruccional, a base de cortar y pegar texto de algún manual, añadiéndole alguna animación y editando vídeos de profesores presenciales, es la mejor manera de dar argumentos a quienes no acaban de ver “eso” de diseñar un curso eLearning (aunque lamentablemente, es lo que hace mucha gente).
Equivale a decirle a un director de cine que primero se graban las escenas y luego se montan, pero sin guión de la película, sin argumento ni personajes ni trama, así como salga sobre la marcha. Como experimento puede resultar curioso, pero si lo que esperamos es un trabajo bien hecho, no es el camino.
El guión instruccional es el “mapa” del curso, donde se definen:
Como has visto, hay cuestiones importantes que debes tener en cuenta a la hora de decidir cómo diseñar un curso eLearning o realizar tu formación. En Baética contamos con un equipo de profesionales que te ayudarán a buscar la mejor solución para tu formación on-line.
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