Imagen ilustrativa para la entrada 'El precio de una web (2): ¿Cómo las hay tan baratas?'

El precio de una web (2): ¿Cómo las hay tan baratas?

Bienvenidos a la segunda parte de ‘El precio de una web’. En esta ocasión os hablaremos de profesionales con conocimientos en la materia o que también realizan páginas webs como complemento a sus otras funciones. Para que me entendáis, es lo mismo que puede ser en una ferretería donde pueden vender tanto artículos de fontanería, como pintura.

Un profesional puede trabajar en varios campos, al igual que puede especializarse en unos pocos. La problemática que se nos presenta en este caso es la de que ese profesional puede estar haciendo un trabajo como sabe, pero no como debería de ser. (No te preocupes, más adelante lo entenderás mucho mejor).

precio de un sitio web
Puede ser tu profesional ‘barato’: se lee un artículo y ya lo sabe todo.

Este tipo de profesional no implica que sea malo, para nada. Pero puede darnos nuestros sustos en cualquier momento y, si no están formados adecuadamente, pueden dejarnos tirados en la estocada. Cuando se trabaja con alguien que conocemos o nos ofrece una oferta interesante por un bajo coste, siempre hay que buscar «dónde está la trampa» o el por qué de la reducción de precios comparados con las grandes empresas de desarrollo o los estudios pequeños y medios.

¿Y si empezamos a hablar de qué puede ocurrir en estos casos?

CONTENIDO

¿Cómo es trabajar con este profesional asequible?

1. Antes de empezar…

A diferencia de nuestro amigo ‘experto’, aquí te tratarán como profesionales que son. Antes de nada, llegaréis a un acuerdo para hacer una página web según el tipo de web que le has indicado en ese anuncio tan llamativo con precios tan económicos. Parecerá todo genial, todo muy ordenado y con la seguridad de una empresa por detrás.

Te dará un contrato para acordar la web, el cual lees atentamente y te da la sensación de que vayas a adquirir una estrella del cielo o un apartamento que se construirá dentro de 40 años. Te suena raro, pero es un contrato normal y corriente de intercambio de servicios por una cantidad de dinero. Parece demasiado serio, puede hasta salir genial.

Empezaréis a hablar de lo que necesita la web y a concretar todos los detalles necesarios que tendrá. Parece que conocen el tema, ya que te dicen que la web estará en un tiempo reducido y te alegras. ¿Quién no quiere que las cosas se hagan de forma rápida? Otra vez te vas con la sensación que todo puede salir a pedir de boca. Ahora podéis empezar a trabajar juntos. Tú tienes tu contrato para que veas que te van a hacer y qué no. Ellos van a trabajar en cuanto le facilites todos los posibles términos.

Hoy será un día estupendo.

precio de un sitio web
«¡Pues esto pinta mejor que el amigo de mi cuñado!»

2. Durante el desarrollo de tu web…

Nos han confirmado que han empezado a trabajar en la web. ¡Qué rápidos! Dicen que les ha llegado toda la información para incluir en la web, que ya han empezado a añadirla y que si podemos enviarles fotos e imágenes para incluir, sería genial. En la alegría que vivimos, buscamos en nuestro disco duro todo el material posible que le podemos pasar a nuestra empresa de confianza que acabamos de conocer.

Los periodos cortos del desarrollo web pueden ser de estudio. Hay ciertas webs que se hacen en tiempo récord, ya que comparten elementos y lo único que se tiene que cambiar son los contenidos de la web. Ciertos desarrolladores, dentro de estos rangos de precios tan bajos, deben también de buscar la forma de sacar todo el beneficio posible en la creación de la web.

¿Qué quiere decir esto? Digamos que esta empresa trabaja con WordPress y la forma en la que rebajan, tanto el precio de una web como el tiempo de desarrollo del mismo, es utilizando los magníficos temas gratuitos que existen por Internet. Estos temas se pueden diferenciar en dos problemáticas innecesarias en nuestra web:

  • Si este tema es gratuito, seguramente tenga tantas funciones incluidas dentro del tema que no se usarán ni el 10%. Y como esas funciones están tan ligadas al tema, no se podrán desactivar tan fácilmente. Pero eso sí, la carga de todo habrá que sufrirla…
  • Si el tema es pagado, suele ser genial porque te permite desactivar funciones y dejarlo lo más limpio posible. Pero el problema comienza cuando se caduque la licencia o tengamos que comprar el tema obligatoriamente para actualizarlo. Puede que hasta hayan dejado de actualizarlo hace tiempo… Puede que hasta tenga graves problemas de seguridad. Ya has pagado por un diseño, ¿por qué pagar cada año por tener tu diseño?

3. ¿Podemos sobrevivir con un tema prediseñado?

Por supuesto que sí, ¡hay temas geniales circulando por la web! Pero si un tema cambia radicalmente, nuestro tema se quedará obsoleto. Y si han puesto las actualizaciones automáticas… ¡PUEDE QUE ALGÚN DÍA SE PIERDA EL DISEÑO! Tampoco vamos a dejar de actualizar los temas, ¿no? ¿NO? Pero espera, ¿eso no está incluido en el precio de una web?

El momento de la verdad llega, porque todo proyecto tarde o temprano acaba. Nos dicen de revisar la página para ver si nos gusta y queda todo bien. Comentan que no pasa nada, que se puede cambiar lo que no nos guste.

Nos han llamado para que nos acerquemos a sus oficinas para que podamos ver la web, enseñando todo lo que han hecho y que se ve bastante bien, la verdad. Le he preguntado por ciertos colores raros que no pertenecen a nuestra empresa y nos dicen que no se pueden quitar, que es así el diseño. Me gusta el rosa fluorescente, pero no pega con una página naranja… ni pertenece a mi imagen corporativa. La web se ve bastante amplia, hay mucho espacio entre las diferentes secciones. Dicen que es para que se vea bien la web en pantallas grandes. Creo que estoy contento, por lo menos se ve bien y no está fallando.

Vuestro contrato ha finalizado satisfactoriamente, sin ningún problema. Todo está correcto y finalizáis todo el papeleo. Tu web está en funcionamiento y no has tenido ninguna preocupación. Demasiado bonito, ¿verdad?

4. Después de un tiempo…

Con el paso de los días, el uso intensivo de nuestra web, los clientes accediendo… nos dicen cosas sobre las cuales nosotros no teníamos ni idea. A veces falla en el móvil y cargan colores raros. Los formularios aparecen mensajes en inglés y nosotros solo tenemos la web en español… Hay hasta veces en los que nuestra web tarda muchísimo en cargar.

Por supuesto, nos hemos puesto en contacto con nuestro profesional y nos dice que eso es puntual, que no se puede arreglar. Los fallos son fallos y suceden, no se puede arreglar. No, no, no, no. Parece que es fácil utilizar esa palabra. Al final desistes porque son muchas trabas. Te dice de arreglarte la situación, pero siempre se queda sin arreglar. Te comenta que eso son cosas que están fuera del contrato del apartamento en construcción… perdón, sitio web. Y otra vez estás en el mismo proceso.

De derecha a izquierda: tu profesional económico, tú y nosotros al ver la web.

O puede que haya salido todo bien, son profesionales en la materia. ¡Todo puede pasar!

¿Qué podemos aprender de estos paquetes tan económicos?

  • El dicho de nuestros abuelos todavía vale: ‘lo barato sale caro’. Al reducir el precio del desarrollo, hay que reducir costes en todos los aspectos posibles:
    • Hosting compartido: todas las webs estarán en un mismo servidor compartido luchando para cargar una entre otras por el ya poco espacio y la potencia baja de un servidor casi agotado. Y si una web que no tiene nada que ver con la nuestra empieza a utilizar mucho el servidor, la nuestra se verá afectada…
    • Servidores baratos: con poca potencia, pero efectivos. Si nuestra web es visitada por una cantidad de público elevada, puede incluso caer el servidor o dejarlo inoperativo hasta volver a arrancar.
    • Desarrollos prácticamente nulos: modificaciones mínimas y rápidas, muchos efectos animados e información no mostrada correctamente.
    • Elementos añadidos, pero no ordenados: no se ha hecho estudios para colocar los elementos en los sitios más preferentes para los buscadores, no se le ha dado la relevancia real a cada aspecto.
    • Diseño rápido, dolores visuales: textos de diferentes formas, colores y animaciones que ocultan defectos que se puede arreglar con paciencia y esmero.
  • Los sitios web no son propiedades, son proyectos: no podemos hacer un acuerdo o contrato neutro que digan ‘web a x euros’. Debemos de acordar y estudiar todas las necesidades antes de firmar nada. Asignar tareas y deberes a cada una de las partes, preparar un diseño acorde al proyecto en sí y no forzar estructuras que no pertenecen o no encajan en nuestra web.
  • Los temas gratuitos son geniales, pero necesitas algo más limpio: crear un tema vacío con diseño específico hará que sea más duradero en el tiempo, será más rápido y habrá menos elementos no utilizados o innecesarios en tu web. Además, no deberás de preocuparte por estar desactualizado porque no podrá estarlo. Y si se utilizan temas base o padres, se podrán actualizar sin romper tu tema hijo diseñado exclusivo para ti.
  • Los diseños cerrados no existen: si un desarrollador te dice que algo no se puede cambiar, necesita darte razones de peso como va a ser complicado el desarrollo, no tiene utilidad… Siempre te dará consejos o recomendaciones, pero nunca te dirá que no directamente. Cuando te dicen que ‘no’, puede querer ahorrarse un trabajo que no contempla o no quiere realizar por el precio de una web que te está cobrando.
  • Acordar un precio de una web que aumenta con el tiempo: si necesitas algo en específico, si quieres actualizar sus temas pagados, necesitas más servidor o requieres algo más de fiabilidad en el sitio; todo viene a golpe de talonario. Si necesitas más es porque puedes y debes de pagarlo. Puede que existan límites impuestos por ellos mismos para darte un servicio mínimo por el precio de una web mínimo. Si de verdad tu web necesita potencia o tiene afluencia, seguramente no requieras más los servicios de páginas web más baratas, sino de profesionales con experiencia.
  • ¿Sabes manejar tu sitio web al final del desarrollo? Puede que estos profesionales económicos no tengan el tiempo o no tengan contemplado enseñarte a manejar tu sitio web. Depender de tu desarrollador de controlar tu web o añadir contenido nunca es viable. Puede que no seas experto en generar contenido y necesites su ayuda en ciertos aspectos, pero no debes de necesitar su ayuda siempre para controlar o añadir contenido.

En definitiva…

Entendemos que no todo el mundo sabe administrar una web, ¿pero acaso no son ellos dueños de sus sueños y proyectos? ¿Acaso un robot de cocina no viene con sus instrucciones de uso y diferentes ayudas para que utilices algo que has comprado? ¿Sabes que en Baética Digital nos preocupamos de grabar videotutoriales explicativos para que veas visualmente cómo manejar tu web una vez publicada?

¿No lo sabías? ¡No te preocupes! Te escuchamos. ¿Qué te parece si hablamos de tu proyecto? Contacta con nosotros en hola@baetica.com y vamos a descubrir qué necesitas realmente, sin temas gratuitos y con lo que tú necesitas.

¡Esperamos que este artículo sobre el precio de una web te haya resultado útil!

¡Segunda WordCamp Granada 2019! El precio de una web (3): ¿cómo lo hace un profesional tan caro?