
Hace unos días os hablábamos de la importancia de construir una identidad de marca completa, invertir tiempo y recursos económicos en un proyecto de branding que dote de personalidad propia a nuestra enseña y no sólo quedarnos a mitad de camino creando un logotipo sin más. Como ampliaba con nuestra metáfora, un trabajo de branding es como un iceberg en el que el logotipo es la parte exterior y visible, la más pequeña, pero que está sustentada por una gran masa fuerte y potente.
Eligiendo las formas y los colores apropiados, y con ello, la tipografía.
Por supuesto, en un trabajo y proyecto de branding, tienes una parte fundamental a la que debes dedicarle mucho mimo y cariño (tanto si lo haces tú como si lo encargas a un profesional) y no es otra que la parte visible de ese iceberg porque, precisamente, es la parte visible lo que todo el mundo reconocerá visualmente de tu marca: el logotipo.
Un logotipo tiene que:
Todo es cuestión de emociones y sensaciones. Y en esto entran en juego dos herramientas fundamentales a utilizar en los logotipos.
Estas dos herramientas las tenemos a nuestro alcance y, si las usamos bien, pueden encumbrar nuestra marca, aunque también pueden llevarnos al auténtico fracaso. El color y la tipografía no son elementos banales, ni mucho menos, así que, centrémonos en cómo pueden ayudarnos a que nuestro logotipo sea de 10.
Hoy empezaremos por la tipografía porque, como en todo, Internet ha dado mucho bueno, pero también ha “perjudicado” en cierta manera algunas acciones. En el caso de la tipografía, ahora tenemos disponibles a nuestro alcance miles y miles de opciones, tanto gratuitas como de pago por ello. Elegir la más apropiada para nuestra marca no siempre es una tarea fácil y hay que tener en cuenta muchos factores.
Mucho, muchísimo. Así es, sin más ni menos.
¡Todo! Hay que tenerlo en cuenta todo. No sólo la tipografía en sí y las características de las letras (si son serif o no), también aspectos como el groso, la distancia entre letras, la altura, si tienen acentos o no, cómo son sus números… Habrá que trabajar con ella y todo esos detalles, denotan y despiertan diferentes emociones y sensaciones.
Es tan fácil como una segmentación a dos niveles que desvelarán todo lo que tiene detrás tu marca.
Posteriormente, vendrán muchos más aspectos a tener en cuenta de cómo nos afectan unas y otras tipografías a nivel emocional y sensorial dependiendo de si elegimos una u otra familia.
Veremos, en la segunda parte de este post, cómo nos comportamos ante una clase u otra de tipografías (romanas, con serif, sin serif)… pero por ahora, quedémonos con lo más importante.
Hay que tener especial cuidado a la hora de elegir tipografía para nuestro logotipo. No es una decisión para tomarse a la ligera y siempre, es mejor contar con un profesional que pueda encontrar ante todo, el equilibrio perfecto entre todas las partes incluidas en un logotipo.