
El embudo o Funnel de conversión son los pasos, acciones o páginas por las que ha de pasar un cliente para llegar a la conversión, es decir, a tu objetivo. Ya sea una compra, una suscripción, una llamada, etc.
Hay varios tipos de funnel, pero el más conocido de ellos es el Funnel AIDA. Éstas son las iniciales de cuatro palabras clave que caracterizan el camino hasta la conversión. ¿Qué significa AIDA?
Estas etapas se pueden incluir en 3 fases en las que se divide el Funnel. Y ¿Cuáles son estas fases?
Como hemos visto, existen distintas etapas por las que pasa un cliente antes de llegar al objetivo. Y ya que para cada fase, el foco de atención es diferente, lo lógico es que la estrategia también sea diferente para cada una de ellas ¿no? Y, por tanto, las herramientas de ataque tampoco serán iguales.
¡Vamos entonces con las fases de este funnel!
Es la primera fase del embudo, donde podemos situar la etapa de atención y crear interés hacia los servicios, es decir, el objetivo principal es atraer al mayor número de visitantes. Lo que más interesa en este paso es difundir contenido para que el usuario pueda despertar su interés e identificar qué es lo que quiere. Se puede hacer usando, por ejemplo:
Esta es la segunda fase del funnel, donde ya ha surgido el interés en el usuario y ya sabe qué es lo que necesita. Ahora lo que quieres es generar el deseo de acción, así que ya puedes ofrecerle un contenido más específico con lo que busca y que dé solución a su problema. Por ello tienes que saber cómo ha llegado hasta aquí y por qué, para saber cómo acompañarle hasta la última etapa. Ahora podemos captar mejor su atención con:
En la última fase del embudo se cierra la conversión y el usuario está a punto de realizar la acción, por lo que aquí situamos la última etapa del ciclo AIDA . Claro que aquí no van a llegar todos, sólo llegarán los que de verdad están interesados en nuestros servicios. Ahora sí, podemos ofrecerles:
Lo que podemos sacar en conclusión es que con el funnel de conversión lo que conseguimos es seguir al cliente durante todo el camino, desde que nos descubre hasta que realiza la acción. De esta manera, no dejaremos pasar ninguna situación diferente por la que pase el cliente y podremos entender el camino que recorre para guiarle hasta el final.
No todo el camino es igual, por tanto, no todo el camino requiere el mismo tipo de atención. Si conoces a tu cliente y sabes qué es lo que necesita, ¡le darás la solución y os veréis al final del camino!